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Las ideas presentadas por Byung-Chul Han

                                              en su texto "La sociedad del cansancio" habla
                                         sobre temas tales como la explotación que impone la

                                   sociedad y la autoexplotación a la que nos sometemos,
                                por su futuro y las expectativas abrumadoras que se les imponen
                            y a base de estas se generan diversos trastornos psicológicos, como

                         depresión, estrés excesivo y ansiedad y podemos lograr reflexionar so-
                       bre nuestra obsesión por el rendimiento académico y laboral.




                 Adolescencia.
               Cada adolescente tiene como meta cumplir las expectativas propias, disfrutar

              el proceso de crecimiento y entenderse a uno mismo como ser individual, pero
            a su vez, sienten la presión de expectativas externas que le impone la sociedad.
           En esta etapa solemos escuchar “No debes responderle a tus padres” típica frase

          dirigida hacia los hijos cuando no están de acuerdo con lo que exigen. Ellos son adultos
          y “saben más de la vida” por eso tenemos el deber de obedecerles, pero en ningún

         momento se cuestionan sobre nuestros pensamientos, el por qué pensamos de esa
         manera. ¿Y si en realidad las expectativas que se nos imponen como adolescentes

         son en realidad una forma de sobrellevar una adolescencia mal vivida?, pero no nos corres-
          ponde tomar responsabilidad de ello, es por esto que tenemos que aprender a separar lo

          que nuestros padres quieren, de lo que nosotros queremos. ¿Puedo o no puedo responder?,
           claro que puedes responder, no te debes quedar callado cuando sientes que algo no te agra-
           da. A  pesar de que el bien común es de cierto modo un pilar fundamental de la sociedad,
            también es algo muy subjetivo, ya que no debes olivdar tu bienestar y a veces es necesario

             hacerle caso a esa necesidad de seguir tus impulsos y reclamar por algo que te parece in-
               injusto, puesto que los adultos no siempre tienen la razón, ellos también se equivocan, y no por

                 corregirlos se te va a considerar como “mal hijo”.






























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